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19M – Día: 245100 Hora: 15:30 Lugar: Magna Biblioteca (Comentario Personal)
Recuerdo totalmente aquellos momentos como si fueran totalmente recientes. Cuando hoy muchas cosas ya les he olvidado o tengo vagos recuerdos llenos de sombras, aquel momento es inolvidable. Por lo que significo para mi vida, pero también por lo que sentí. Y también recuerdo cada una de las palabras del discurso del Gran Guardián de la Palabra:
“Bienvenidos al conocimiento. Bienvenidos a la mayor fuente de sabiduría del Universo. Soy Afrioch, Gran Guardián de la Palabra y dirigente de la Magna Biblioteca de Ergon. Soy el encargado de conservar la historia de Ergon y de la Humanidad entre estos muros. Y vosotros vais a servir a una de las causas más nobles y bellas, queridos hermanos.
A partir de ahora tenéis una importante misión en la vida. Debéis, repito, debéis sacrificar vuestra vida a la conservación de la historia de la Humanidad, sirviendo en vuestros importantes cometidos como si el mismísimo Emperador os lo hubiera ordenado. Yo soy su voluntad aquí, y espero máxima obediencia y sacrificio.
Sed bienvenidos a la Magna Biblioteca y servid al Emperador lo mejor que podáis.”
Sus palabras como veis, estaban llenas de fuerza y fueron concluyentes. Nada ni nadie pudo moverse después de acabado el discurso. Nos costaba incluso respirar.
Luego fue la otra figura, su ayudante, quien desplego un pergamino y con voz solemne nos dio a cada uno de nosotros los cargos:
“Aquí están las funciones de los nuevos escribas aquí presentes por propia voluntad y dispuestos al servicio de la Magna Biblioteca de Ergon.
Sergeiv Poome y Fontas Glew son asignados a traducciones de códices. Mathias Visk se presentara al Dispensador Jefe de la Biblioteca para trabajar a su servicio como Archivista. Ezekiel Delannay es asignado al servicio de Documentación y Recopilador de la Historia de Ergon. Por último, Bathas Lopino trabajara en la sagrada tarea del Control de Ambiente.
Dicho esto, la pequeña figura enrollo el pergamino y se lo cedió a su alto compañero con una leve reverencia. Ambas figuras sin más que decir nos dieron la espalda y regresaron por la misma puerta por la que habían llegado. Como veis, las palabras siguen tan frescas como en aquel momento y todavía me llenan de sensaciones confrontadas.
19M – Día: 245100 Hora: 18:00 Lugar: Hangar HG-45
Situado en el extrarradio sur de la ciudad de Ergon, se encuentra uno de los núcleos industriales de la capital. Aquí multitud de factorías de todo tipo y oleoproductores masivos trabajan a pleno rendimiento las 24 horas del día. Con tres turnos de trabajo, son en sí una pequeña ciudad dentro de la capital. Alrededor de este entramado de producción imperial se encuentran los edificios-habitaculo de los obreros y trabajadores de la zona, conocida como complejo Fredes. Ese nombre es debido a que más de la mitad de las factorías de la zona pertenecen a la familia Fredes, y más concretamente a Wompy Fredes, más conocido como el “gran” Wom. Desde hace varios siglos, su familia había ido acumulando dinero y poder y actualmente era considerada como una de las familias más poderosas e influyentes de todo el sector. Además de estas productivas empresas, poseían otras en diversos planetas del sistema y una pequeña flota particular de cargueros y naves escolta. Era todo un imperio económico. Y casi a las afueras del complejo Fredes, una laberíntica red de almacenes, silos y hangares almacenaban las variadas producciones del complejo.
En uno de esos hangares estaba teniendo lugar un robo.
“Silencio Lorenzo, no hagas tanto ruido” susurro Tisso, el jefe de la pequeña banda de ladrones.
Lorenzo estaba trabajando con la cerradura electrónica de la puerta trasera del hangar marcado como HG-45. Eran las dos y media, hora nocturna y el tránsito de personas y obreros era menor que en otros momentos de la jornada. Aun así, no podían descuidarse ni un momento porque tanto otros obreros como los adeptus arbites podrían pasar por allí en cualquier momento. Tras unos movimientos con sus fusionado de códigos, consiguió que la puerta se abriera. Era un especialista en todo tipo de tecnología imperial. Por ello trabajaba como responsable jefe técnico de mantenimiento para Empresas Fredes desde hacía seis años. Y conocía muy bien toda la tecnología y seguridad del complejo.
A su lado, el pequeño Rom, Veronika y cerrando el grupo, Lorenzo, le siguieron al interior oscuro del hangar una vez abierta la compuerta. Veronika encendió una linterna de fotón de radio amplio y una luz tenue y azulada pero poderosa, alumbro la mayor parte del habitáculo. Lorenzo cerró la puerta y todos observaron la multitud de cajas que había por todo el lugar.
“Recordar, solo buscamos una cosa. El resto no deberíamos tocarlo para no enfadar demasiado a su dueño” susurro a todos Tisso.
Tisso era un nativo del planeta Guiron, a unas cuantas lunas de Ergon. Su piel negra y su cabello largo tintado en gris perla, indiscutibles rangos tribales de su planeta, lo dejaban claro. Poseía un implante cerebral para potenciar su intelecto y una amarilla sonrisa. Su constitución era robusta y unos ojos verdes oscuros le daban un aspecto interesante para las mujeres.
Comenzó a buscar en uno de los rincones del hangar, leyendo las indicaciones de cada caja allí almacenada. El resto se separo y comenzó a hacer lo mismo por todo el edificio.
“No se porque no podemos coger todo lo que podamos y huir rápidamente” dijo el pequeño Rom a Veronika cuando estos se cruzaron en su búsqueda.
“Porque si no tocamos nada más y cogemos solamente lo que se supone que no está aquí, nadie podrá denunciarnos y nadie se enterara del robo. Son mercancías no declaradas y por tanto, Wom no podrá decir nada a las autoridades.” Respondió la bella Veronika.